Actualizado a: 17 de mayo de 2024
Estamos rodeados de tecnología: desde ordenadores portátiles y smartphones hasta televisores inteligentes, relojes conectados, sistemas de navegación para vehículos e incluso electrodomésticos avanzados. Todos estos dispositivos incorporan un elemento crucial: el procesador, acompañado de otros componentes que nos remiten a los ordenadores tradicionales. Pero, ¿qué sabemos realmente sobre el procesador y su evolución a lo largo del tiempo?
¿Qué es un procesador?
El procesador, también conocido como el cerebro del equipo, es el encargado de dirigir el funcionamiento de todos sus componentes y procesar la información. En el mundo anglosajón, se le conoce como CPU, es decir, Unidad Central de Procesamiento.
Su tarea principal es ejecutar las instrucciones del usuario y garantizar la comunicación fluida con el resto de periféricos del sistema.
Estructura del procesador
Los procesadores se fabrican a partir de monocristales de silicio, sobre los que se imprimen capas para formar transistores semiconductores. Estos transistores, conectados mediante circuitos de cobre o aluminio, pueden alcanzar en los diseños más recientes la impresionante cifra de miles de millones, organizados en núcleos que trabajan de forma coordinada.
De esta manera, los procesadores modernos pueden constar de varias «torres» independientes que realizan múltiples tareas al mismo tiempo, optimizando el rendimiento tanto en dispositivos móviles como en videoconsolas.
Los orígenes del procesador
El primer antecedente de lo que hoy consideramos un procesador completo se desarrolló a finales de los años 60 por Steve Geller y Ray Holt, destinado al control hidrométrico del avión de combate F14 Tomcat.
Este procesador de 20 bits se mantuvo en secreto hasta 1998. La primera CPU comercial de Intel, la 4004, marcó un hito en 1971 con su diseño de 4 bits y 740 kHz, pensada originalmente para una calculadora programable.
Evolución de los procesadores
Desde la aparición del Intel i4004, el desarrollo tecnológico no ha cesado. Un momento clave fue en 1974 con el lanzamiento del Intel 8008, el primer procesador de 8 bits comercial que abrió paso a los ordenadores personales y que fue ampliamente clonado hasta inicios de los 80.
Este procesador no solo mejoró las capacidades informáticas de la época sino que también sentó las bases de los sistemas operativos modernos, influenciando a MS-DOS y, posteriormente, a Windows.
El paso de los procesadores a la esfera del entretenimiento doméstico vino de la mano de marcas como Atari, Commodore y Amiga, utilizando el procesador MOS Technology 6502 y su evolución, el 6510, que añadía funcionalidades de entrada/salida.
Siguiendo la ley de Moore, Intel avanzó hacia la producción de procesadores más potentes, como el 80386 de 32 bits, y el i486, que permitió el desarrollo de sistemas operativos más avanzados y la gradual despedida de MS-DOS.
El futuro de los procesadores
La era actual está dominada por procesadores de múltiples núcleos y 64 bits, como el Intel Core 2 Duo, que han revolucionado no solo la capacidad de procesamiento sino también el diseño y eficiencia de los dispositivos actuales.
La tecnología de fabricación de procesadores sigue evolucionando, con un enfoque en minimizar dimensiones y maximizar el rendimiento, aunque el silicio podría estar cerca de alcanzar sus límites.
La historia del procesador refleja un camino de innovación constante, donde cada avance abre nuevas posibilidades para el futuro de la tecnología. Aunque es difícil prever qué nos depara el futuro, lo que sí es seguro es que la evolución de los procesadores continuará marcando el ritmo del progreso tecnológico.